Nuestra vida está llena de ruidos: desde los más notorios y molestos hasta el llamado "ruido blanco", que apenas se percibe pero está permanente siendo percibido por nuestros oídos y, por tanto, ocupando nuestro cerebro.
Es tal nuestra costumbre de estar permanentemente rodeados de sonido que nos inquieta el silencio. Cuando estamos con otra persona y no estamos hablando, surge enseguida alguna conversación banal que rompe ese silencio que nos incomoda.
Sin embargo, el silencio es absolutamente necesario para mantener nuestra salud física y mental. Aliviar al cerebro de la carga innecesaria que le supone el ruido nos proporcionará bienestar y descanso, reducirá nuestro nivel de estrés, nos permitirá respirar pausadamente, oxigenando mejor nuestro organismo.
Para ello sólo necesitamos buscar un tiempo breve al día en el que evadirnos del ruido cotidiano. Desconectar unos minutos el teléfono, apagar el ordenador y el televisor, y concentrarnos exclusivamente en el sonido de nuestra respiración. Sin más.